Carracedelo, es un
municipio con 3530 habitantes ubicado en plena hoya tectónica del Bierzo, en
el kilómetro 399 de la A6, entre los ríos Sil y Cúa, a mitad de camino entre
los montes Aquilanos que separan el Bierzo y la Cabrera y la reserva natural
de los Ancares que señalan la frontera entre León, Asturias y Lugo; a tres
leguas de Ponferrada y otras tantas de Villafranca del Bierzo; flanqueado
por dos enclaves "Patrimonio de la Humanidad": de una parte el fértil
itinerario del Camino de Santiago, y de la otra la majestuosa explotación
aurífera romana de Las Médulas.
El ayuntamiento agrupa otras localidades como: Posada del
Bierzo, Villadepalos, Villamartín de la Abadía y Villaverde de la Abadía.
La pequeña localidad
de Carracedelo que apenas alcanza mil almas, es la cabeza de ayuntamiento y
dispone de médico, farmacia, oficina de correos, tiendas, campos deportivos,
piscina, locales para el ocio y la restauración, también servicios bancarios
y religiosos.
En Carracedelo puede el viajero recorrer a pie decenas de kilómetros
atravesando campos de frutales, tierras de tabaco y huertas de pimientos,
tomates y patatas; aventurarse entre las frescas y mágicas umbrías
rebosantes de vida, para comprobar con un poco de suerte las acrobacias de
una familia de nutrias depredando alguna trucha o ejercitándose en el mero
placer de zambullirse y culebrear bajo el agua; escuchar cuando avanza la
noche el seguro lamento de una lechuza, emparentada ocularmente con la diosa
protectora de Atenas y cuando la Aurora(3)
extienda sus rosáceos dedos desde el horizonte, oirá mil trinos de aves más
pequeñas que acompañarán el despertar de ese viandante.
El patrimonio verde del que disfrutan los ribereños de los
ríos Sil, Burbia y Cúa, representa uno de los más hermosos tesoros que
legaron quienes nos precedieron y que se debe preservar sano para las
generaciones venideras, porque esa pantalla arbórea es una factoría de
oxígeno que limpia de partículas nocivas el aire que se respira.
Los amantes de la historia , la etnografía y del arte podrán sin necesidad
de subirse a un automóvil, disfrutar del singular románico popular de la
iglesia parroquial , de la tracería gótica del inmediato monasterio
cisterciense de Carracedo y de los últimos molinos, lagares, mazos, pilones
y palomares . Alejándose muy pocos kilómetros, el viajero encontrará alguno
de los múltiples asentamientos castreños(1)
prerromanos, la llamada "Tebaida berciana" del Valle del Silencio, tierra de
monacatos y anacoretas; rastrear otras iglesias, monasterios y hospitales
por las múltiples sendas que confluyen hacia Compostela desde este profundo
País ; sumergirse en la Alta Edad Media y palpar el arte y el mundo de la "Mozarabiya".
Escudriñar en la misteriosa y fugaz Orden del Temple recorriendo el
imponente castillo de los templarios de Ponferrada o subir hasta Cornatel,
emulando a las águilas, y otear desde el cielo esta pequeña "Mesopotamia" de
occidente.
El viajero también puede curiosear en los pueblos y aldeas que atraviese,
no solo las casonas y palacios bercianos, y lo pintoresco de Ponferrada y
Villafranca, si no también la humilde arquitectura popular de las pallozas(2)
residuales, donde compartían techo animales y personas, y las masas de
piedra y arcilla con enormes lajas de pizarra, abandonadas recientemente por
sus moradores en docenas de pueblecitos a punto de morir.
En estas excursiones por la llanura o serpeando por la
montaña, encontrará el caminante estimulantes recreos para la vista y no
menor pozo para el espíritu, cuando recorra extensos campos de vides,
planteles de chopos, sotos de castaños, robledales, manchas de
alcornocal..., todos ellos caducifolios y cuyo ciclo de primavera y verano
le obsequiará con toda la gama de verdes, adquiriendo la máxima policromía
de ocres, marrones, rojos, violáceos, amarillos, naranjas, hacia mediados
del otoño, para devenir desnudos, aterecidos de frío y solitarios durante el
tiempo de la niebla, del hielo, de la nieve, de la escarcha y de las noches
más largas.
En este país, los amantes de la buena mesa disponen de gran
variedad de productos de huerta en la llanura, sabrosas carnes de la montaña
y afamados suidos criados en las primeras rampas del somontano. En este
sentido gozan de la denominación de origen los pimientos, manzana reineta,
las castañas, el botillo y los vinos del Bierzo.
Sintetizado de una presentación de
Francisco Javier Prada Fernandez, escritor residente en Carracedelo.
El turismo rural
La descripción que hace
Javier de Carracedelo nos invita a unirnos a todos aquellos que deseosos de
tranquilidad, de restaurar el espíritu y el cuerpo, buscan el lugar y el
entorno para sentirse a su gusto, volver a la conversación pausada, a
escuchar relatos de gente simple sobre hechos y mitos, retornar a viejos
gustos, al deleite del paladar, sentándose en mesas sobradas de productos
sanos y genuinos de las huertas vecinas o del mismo anfitrión con el encanto
de lo rural y tradicional.
Javier es uno de estos
restauradores que con apenas suficientes recursos materiales y muchos
intelectuales y demás afectivos, ha desarrollado un pequeño complejo para
integrarse al turismo rural del Bierzo. Yendo a una de mis presentaciones
podrá encontrar su "Cornatelia", con toda la oferta y prestaciones de la
Casa.
La Gastronomía
La cocina de Carracedelo es
muy similar a la de sus vecinos y del Bierzo, sin embargo la recetas que
aquí voy a incluir tienen el sello de sus habitantes y la idéntica bondad de
las ofrecidas en los pequeños establecimientos gastronómicos del pueblo.
La extensa descripción de la
cocina berciana que leerá a continuación es obra de nuestro amigo Javier,
por el momento sólo una primera parte, con el compromiso de completarla.
Vaya a...
La Cocina Berciana
de las cuatro estaciones y los doce meses
del año
(1) - Castreño, ña.1. adj. Natural de
Castrojeriz, de Castro Urdiales o de Castro del Río. U. t. c. s.2. adj.
Perteneciente o relativo a alguna de estas localidades de las provincias de
Burgos, Cantabria y Córdoba, respectivamente, en España.
(2) - Pallaza (o palloza).1. f. Construcción
en piedra, de planta redonda o elíptica con cubierta de paja, destinada en
parte a vivienda y en parte al ganado.
(3) - Los ojos de lechuza de la diosa Atenea
y los rosáceos dedos de la Aurora son expresiones homéricas en La Ilíada.
P.S. - He querido integrar la página de
Carracedelo a la de Villadepalos por ser este pueblo el primer que elegí y a
imponerse cada día más en el conocimiento de las innumerables pequeñas
localidades de la península ibérica. Volver a lo bueno y lo sano para
nuestra vida es descubrir lo que todavía está intacto e incontaminado por
los vicios de la modernidad y las puras quimeras publicitarias que llevan a nuestro espíritu
camino a la insatisfacción y al aburrimiento. En todo caso no se trata de
darle más importancia a uno que al otro, es solamente, si me lo permiten,
cuestión de amor, del primer amor.