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Pintor italo-argentino
El pintor que exalta los colores de Mar del Plata
(Campobello di Mazara 15 de agosto de 1933 - Mar del Plata 27 de
marzo de 2021)
Horacio Agola se integra a la
Argentina en la primera década del post guerra, desde Sicilia, tierra donde
nació. De ésta trajo la herencia del color, de la mirada hacia el mar. Con suma
dedicación y constancia durante toda su vida ha reflejado en el lienzo el amor
por Mar del Plata, su puerto pesquero y de sus esforzados hombres y entornos.
Agola es un pintor único,
espontáneo. Improvisa. Sus colores se manifiestan con vigor, contrastantes y
luminosos, mientras su genio desarrolla el tema y define el cuadro.
Su currículum vítae, demasiado
largo y aburrido para que usted lo lea. Lo importante es que sus obras, que
cualquiera entiende, cuelguen de miles y miles de paredes de humildes hogares o
grandes residencias de nuestro País y del exterior. Los cuadros de Agola son
para alegrar y dar vida a los ambientes, para mirarlos y disfrutar de la
vibrante paleta.
Obras
exhibidas 2012-2013 en la
nueva sucursal de Confitería Boston de la calle Güemes
Distinción de Vecino Destacado
La Nostalgia de
Horacio
Publicado en el Diario La Capital de Mar del Plata
Domingo 20 de junio de 1999
Nostalgia, dice el diccionario, es un deseo intenso, doloroso de
volver al lugar querido. Esa sensación es más intensa si el
lugar querido se deja en la adolescencia. Y se agudiza mucho más
si como ocurrió en mi caso, se llega a la Argentina, en una
ciudad como Rosario, que en los años ‘50 estaba llena de
italianos. Por todas partes se hablaba italiano, se cantaba en
italiano, se comía en italiano, se vestía en italiano.
Éramos los tanos de la pizza, del neorrealismo, de la Ferrari y
la Maserati, de los mocasines, del "bel canto", de la posguerra.
Junto con los gallegos, los turcos, los judíos... componíamos
ese mosaico de razas que traían sus costumbres, sus vicios y sus
virtudes", y su nostalgia, mientras De Sica, Rossellini,
Fellini, Visconti, Antonioni inundaban las pantallas de los
cines con los Alberto Sordi, Totó, Vittorio Gassman, Ugo
Tognazzi.
Mientras los tanos, que se habían quedado, empezaban a
reconstruir esa Italia destruida por la guerra, nosotros, aquí
en los distintos rincones de esta tierra acogedora, nos lamíamos
las heridas que nos provocaba el haber dejado los afectos, los
olores quizá para siempre .
La integración a un nuevo ambiente cálido y afectuoso hacía
menos doloroso el desgarramiento, pero a cada acorde de ese
repetido ‘O sole mio’, los latidos del corazón aumentaban
vertiginosamente... y esos acordes napolitanos humedecían los
ojos de romanos, sicilianos, genoveses.
Los argentinos, en su gran mayoría: con apellidos italianos,
españoles, turcos... nos miraban, tratando de entender a estos
recién llegados, llenos de nostalgia.
A pesar de toda su buena voluntad, no podían y no pueden aún
hoy, entender ese sentimiento.
Y es lógico que así sea. Porque tampoco lo entienden los
italianos que hoy, como turistas o funcionarios vienen por
quince días a la Argentina. Somos nosotros quienes después de 40
ó 50 años de ausencia, los recibimos, los agasajamos... los
cansamos con nuestra nostalgia por esa Italia que ellos no
extrañan porque nunca tuvieron que dejarla. Creo que nos miran
como simpáticos dinosaurios.
Nostalgia es sorprenderse tarareando una vieja melodía italiana
de la infancia entre bocinazos y ruidos callejeros, mezclados
con ensordecedoras disonancias de "hits" norteamericanos que
inundan todos los rincones de esta ciudad.
Nostalgia es revivir imágenes de aquellos pueblitos a orillas
del Mediterráneo, mientras se hacen piruetas entre los cruces de
autos para alcanzar la otra vereda.
Quizás como autodefensa, uno logra que esta sensación no sea
permanente. Como todos los habitantes de este país, uno vive la
problemática de la vida cotidiana argentina pero de pronto, ese
chip travieso se activa. Apoyado en la ventanilla de un
colectivo... uno se va..., más rápido que el Concord cruza el
océano... y entra en el túnel del tiempo. . .
Camina con los pantaloncitos cortos por esas tortuosas
callejuelas del pueblito. Delante de la fachada de la catedral
vuelve a sentir ese temblor infantil que sintió cuando tomó la
primera comunión entre cánticos en latín y campanazos tocando a
fiesta.
Sobre un sombrío telón de fondo hombres y mujeres vestidos de
negro se desplazan en una extraña danza.
Y mientras tanto desfilan los chalets de Los Troncos y el
ómnibus enfila por la calle Alem. A la izquierda está la Base
Naval. Y ese mar... bravío que, como el toro en la arena,
arremete día y noche contra las escolleras.
Y como en un collage alucinante se mezclan las imágenes de los
días pasados en el otro mar, remando en una pequeña barca,
saltando sobre las rocas, comiendo cangrejos crudos, mientras el
ruido ensordecedor de los aviones enemigos estremece nuestro
pequeño refugio y los adultos, aterrorizados, hablan del Duce,
de Hitler... de la guerra...
Poco a poco los recuerdos se desvanecen y se retoma el contacto
con la realidad: la situación económica; el tiempo que amenaza
lluvia... me pasé unas cuadras... no importa, caminar hace bien.
Horacio Agola
Esta nota me
ha sido entregada hoy, en un encuentro con Horacio. Me hablaba
que tenía un inmensa gana de tomar una granita acompañada de un
brioche, cosa que se acostumbraba hacer en Sicilia de mañana a
manera de desayuno, especialmente durante el verano.
Aquí la receta:
La granita de limón se
caracteriza por no tener una cantidad exacta de ingredientes:
varían según el gusto a limón y dulzura que se le quiera dar en
el resultado final. Optaremos entonces por una relación entre
ingredientes algo equilibrada, ni tan acida, ni tan dulce.
Granita de limón hecha en casa
Ingredientes: 250 ml de
jugo de limones de cultivo natural, 750 ml de agua, 300 gramos
de azúcar, cáscara de limón.
Preparación: en una
cacerolita de acero o esmaltada poner el agua y el azúcar y
dejar casi que rompa el hervor. Mientras tanto preparar el jugo
exprimiendo los limones necesarios y filtrar. Agregar al agua
azucarada con la ralladura de un limón. Pasar todo a un bol de
vidrio y llevar al freezer. Remover mediante cuchara o batir con
minipimer tres o cuatro veces durante las primeras cuatro o
cinco horas de enfriamiento. Ya debería estar lista para servir,
preferiblemente en copas con adorno de una rodajita de limón,
cascarita de limón, menta fresca o flor de azahar.
En el caso de consumirse
a media mañana o como merienda de la tarde bueno es acompañarla
con un brioche caliente (con tuppo…)
La granita puede
prepararse también a las almendras, al pistacho, al café, con
frutillas, de sandia, al chocolate, etc.
Mar del Plata, octubre de
2013
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La receta mágica de Horacio
Ensalada del pintor
- A este plato obligatoriamente hay que ponerle color...
Ingredientes
- 2 paltas a punto, 1 kilo de langostinos frescos y previamente
hervidos (como se venden en la pescadería), 1 atado de rabanitos muy
frescos, 100 gramos de aceitunas negras, 1 papa hervida bien firme,1
docenas de tomates cherry. Mayonesa, crema, vinagre de manzanas,
mostaza liviana, pimienta, sal, pimentón dulce de excelente calidad.
Opciones para agregar o sustituir dejando de base la palta: lonjas
de salmón rosado ahumado, pechuga de pollo hervida, champiñones,
pescado blanco hervido y tibio, etc.
Preparación
-
Partir las paltas y sacar la pulpa de la cáscara con la ayuda de una
cuchara. Hacerles cortes iguales a lo largo sin llegar a la punta.
Acomodar en una fuente y aplastar delicadamente con la palma de la
mano formando un abanico. Limpiar los rabanitos y cortar unos cuanto
en rodajas finas y otros en mitades o formando rositas. Descascarar
la mitad de los langostinos dejando las colitas; al resto córteles
todo los bigotes y patitas. Descaroce las aceitunas y córtelas al
medio. Corte la papa en pequeños dados. Haga una salsita más bien
chirla con unos 150 gramos de mayonesa, dos cucharaditas de
vinagre, dos cucharaditas de mostaza, y dos o tres cucharadas de
crema de leche fresca, algo de sal y pimienta; mezcle bien. Ahora
con todo el poder de su imaginación y afición artística disponga y
componga con mucho colorido todos los ingredientes condimentados con
la salsita y de ésta poniendo el resto en una salsera a disposición
de los comensales.
Esta
receta deja toda la libertad de expresar su versatilidad pictórica
sobre una fuente (soporte, tela) con un motivo principal verde
(palta), desarrollando manchas y colores alrededor de él (paleta),
para que al fin 'inescrupulosos' comensales rompan la armoniosa
creación, amén del aprecio que le pueden tener a usted. Pero cuando
la obra se hace con amor, con el amor sincero , con el único
verdadero: el amor a la comida, ¡todo vale!
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Perfil del Horacio Agola
Sus comienzos
Estudia en Rosario en el Instituto de Bella
Artes. En el ‘58 se traslada a Mar del Plata, para siempre como su ciudad.
Desde entonces vive para la pintura y de la pintura. Su primera exposición
personal la lleva a cabo en la sede de la entonces agencia del Diario La
Nación en la calle San Martín. En la época de los transatlánticos expone a
bordo del ‘Augustus’. Más de trescientas muestras personales avalan su
sólida trayectoria de artista.
Lugar de algunas de sus obras
En la Capital
Federal
Galería Van Riel; Sal de Arte
‘Emilio Pettorutti’ de La Casa de la Provincia de Buenos Aires; Fundación
Banco de Boston; Galería de Arte de la Fundación Cultural Pro-música; del
Teatro Coliseo.
En el
Interior
Hotel Los Pinos de Termas de
Río Hondo; Jockey Club de la ciudad de La Plata; Sala de Arte del Banco
Social de Córdoba; Salón Dúo Cultural de Tandil.
En el
Exterior
Isla de Capri y Bienal de Capo
d’Orlando (Italia); Galería Venini de la ciudad de San Pablo (Brasil); Play
Boy de New Jersey (Estados Unidos).
En Mar del Plata
Rotary Club; Asociación Cristiana Femenina;
Hermitage Hotel; Diario La Capital; Banco Argentino Del Atlántico; Hotel
Provincial; Delegación Municipal del Puerto; Diario Clarín; Centro Cultural
de G.ral Pueyrredón. Auspiciado por la Unión Regional Siciliana Argentina.
Su última muestra la realiza en la sede del
Consulado de Italia en Mar del Plata en Diciembre de 2002.
Desde hace más de una década sus obras están
expuestas permanentemente en las distinguidas y tradicionales confiterías
Boston.
Extracto de La Terra dei Gattopardi, artículo de Laura Anello.
CAPO D'ORLANDO. Sedeva su una panca di marmo, Tomasi di
Lampedusa, e guardava la sagoma dell'isola di Salina che si stagliava contro
il cielo. Non a caso, probabilmente, il suo eroe del Gattopardo si chiamò
principe di Salina, la più verde delle Eolie, quella tante volte ammirata dal
giardino della villa del suo cugino poeta, Lucio Piccolo. Qui, sulle colline
di Capo d'Orlando _ sembra la Liguria, tanto stretta è la fascia
costiera...Gli artisti venivano invitati a realizzare un quadro ispirandosi a
Capo d'Orlando. 'Era fantastico _ ricorda Tano Cuva, uno dei primi
organizzatori _ le strade erano piene di pittori con i loro cavalletti, e non
mancavano quelli alla caccia di scorci segreti'. Esauriti gli scorci
possibili, negli anni '70 la rassegna si allargò ai più diversi soggetti e
con una pausa di qualche anno _ vive ancora. Un fermento che ha arricchito la
pinacoteca comunale di più di 500 opere, firmate da Guttuso, Josè Ortega,
Pietro Gallina, Horacio Agola, e così via dicendo.
Agola: el pintor de la banquina.
Horacio Agola inaugura hoy su exposición número 400 y
como no podía ser de otra manera, nuestro puerto y la banquina son los temas
centrales de sus obras.
...No pudiendo dejar de lado los temas que lo han
distinguido a lo largo de toda su trayectoria, el puerto, la banquina y el
mar son los que unifican a sus obras.
Cuando al artista le preguntan por qué recurre a esta
temática responde:
Tengo una
identificación total con este tema. Es como algo que no puedo eludir. Además,
ese rincón de esta ciudad tan bella me subyuga. Tal como Quinquela no salió
generalmente del entorno del Riachuelo, a mí me da placer ir a la banquina en
busca de inspiración para mis obras. Es un idilio que tengo con el mar, no lo
puedo negar ni tampoco reniego de esta realidad. No me pasó con el río cuando
viví nueve años en Rosario. Con aquellas latitudes no sentía el mismo cariño
que siento por Mar del Plata. Lo que pasa es que esta ciudad es única,
increíblemente bella, y me genera una corriente continua para encontrar
aquella imagen que luego plasmo en las telas. Este lugar tiene una luz
admirable, con sus grises profundos y melancólicos que acrecientan la intensidad
del color. Y una vez más menciono a Quinquela: él encontró sus raíces en el
Riachuelo, yo, siendo italiano de origen, lo encontré en la banquina de Mar
del Plata...
¿Pinta de memoria o toma apuntes para luego hacer
bocetos? ¿Cuál es su mecánica de trabajo?
Todo lo hago
de memoria. Jamás hice un boceto. Concurro con continuidad a ese lugar en
distintos horarios, eso me proporciona diferentes imágenes que se instalan en
mi retina. Luego les doy "escenografía" propia en mi cuadro.
Traslado la realidad a mi ficción. ¿Qué significa esto? Que lo que vi no lo
respeto a ultranza, sino que tomo esos elementos para luego utilizarlos de
acuerdo a mi sensibilidad y ambientarlos según lo que me dicte mi intelecto.
Jamás tomé al sol como protagonista, pero está a pleno con todas sus luces y
sombras. Ese es otro matiz que vuelco en cada cuadro.
Otros de los matices que sobresalen en sus obras es que
jamás hay un pescador en primer plano, es decir, como protagonista de esa
"escenografía" que usted menciona. ¿Por qué?
Para mí, el protagonismo lo tiene la banquina en sí y en
su totalidad como panorama. Además, todos los elementos que confluyen en éste
mágico, único y bellísimo lugar de Mar del Plata tienen su primacía. Tanto
los barcos, las grúas, el mar, el cielo, las luces y las sombras, obviamente,
junto a los hombres de mar, son clave para armonizar cada uno de mis trabajos
Sintetizado del Diario La Capital de Mar del Plata del 3
de Junio 2003
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