Los Sitios de La Cocina de Pasqualino Marchese
|
|
Los almíbares Con los últimos mensajes recibidos, he constatado un preponderante pedido de consulta para abrillantar toda clase de fruta y hasta jengibre. Parece que está renaciendo la honrosa costumbre de la elaboración casera en cuanto a frutas, dulces y mermeladas. Los vientos huracanados de la globalización mostraron hermosos frasquitos, talentosas etiquetas, sugestivos colores en la confección y oferta de las conservas en cuestión. Pero una cosa casi siempre faltaba... el sabor de lo verdadero. Y para sintetizar con una definición argentina se decía que todo era de plástico.¡Que nos perdonen los sofisticados y corporativos industriales del norte si como siempre los argentinos son arrogantes y soberbios...! Prescindiendo de la polémica y volviendo al tema que nos interesa, para abrillantar algo, hay que saber de se trata. Podría dar simplemente la receta, pero Usted se quedaría sin entender la transformación que está obrando. Mi propósito es primero dilucidar el empleo del azúcar, sus distintas proporciones en soluciones acuosas, grados con se mide, y la “difícil” praxis para realizar el abrillantado. Así parece todo al comienzo cuando no se sabe, para decir luego lo fácil que era. No hace falta reencontrarse con la abstrusa química de nuestros años mozos de estudiantes, solamente se necesitan unos pocos conceptos prácticos de modesto cocinero. Los almíbares o jarabes son una solución de azúcar y agua que se preparan con distintas densidades, es decir, cantidad variable de azúcar disuelto en agua. Para identificar estas variables nos servimos de una escala de medición llamada Baumé, cuyos grados miden la densidad, en este caso, de la solución agua-azúcar. El rango, el intervalo, de los almíbares podemos fijarlo ente 10º a 33º . Un jarabe a 33 de graduación es aséptico. A densidades distintas fermenta. El instrumento para medir el grado de densidad Baumé se llama densímetro o comúnmente pesa jarabe. ¿Pero quién tiene este fabuloso aparatito en casa? Aquí que nos socorrimos siempre con un elemental razonamiento...:
El jarabe puede prepararse en frío o al calor. Con este último método es más seguro en cuanto a condiciones para la conservación. Si se prepara al calor debe utilizarse una olla de cobre no estañada o un recipiente de metal que tenga características similares, en donde se pone la cantidad de azúcar y agua correspondiente al grado deseado (recuerde que las variables son para jarabe en frío), se lleva a la ebullición y se retira del fuego. Se espuman las impurezas y se filtra en otro recipiente con un lienzo apoyado sobre su boca. En este momento final hay precisar que una vez enfriado el jarabe aumentará de densidad, por dos motivos: primero debido a un porcentaje minino de evaporación de agua durante la puesta al calor, segundo y por intuición* un jarabe frío es más denso que uno caliente. Por ejemplo, si se midiese con un densímetro el grado en el punto de ebullición de 30º, una vez frío sería de 34º. * - (...) me permito agregar un concepto proveniente de mis estudios de física. Respecto del almíbar: se dice en la página que "intuitivamente" ..."cambia de densidad cuando se enfría". En realidad lo que cambia con la temperatura es la viscosidad (resistencia al movimiento). La densidad se mantiene prácticamente constante dado que se define como el cociente entre la masa y el volumen del líquido. Gabriel Garma, La Plata. Noviembre de 2009. La cocción del azúcar Enfrentaremos ahora la cocción del azúcar, vera y propia, ayudándonos con una cantidad modesta de agua. Como verá, llevar el azúcar a cierto grado de cocción sirve para que se pueda elaborar el mazapán y realizan ciertos trabajos de confitería. En este proceso el azúcar tiene seis puntos o estado de cocción perfectamente identificables. Y son: Almíbar liviano, punto hilo flojo, punto hilo fuerte, punto bolita blanda, punta bolita dura o caramel, punto caramelo fuete. La operación consiste en colocar en una olla de cobre no estañada, por ejemplo, 500 gramos de azúcar en terrones molidos, 100 cc. de agua fría y llevar despacito a la ebullición, revolviendo a cada tanto y espumando las impurezas. Agregar una cucharada de glucosa en pasta para evitar la cristalización del azúcar. La ebullición, suave, provoca la evaporación del agua cubriendo la superficie con espesas burbujas. En este momento se inicia la verdadera cocción del azúcar. También es el momento para eliminar las eventuales impurezas y con la ayuda de una cuchara de madera sacar las partículas adheridas a la pared y bordes de la olla. Conviene repasarlos con un lienzo húmedo. La evolución de la cocción desde ahora es más rápida y necesita toda su atención.
Más allá de la sexta fase el caramelo comienza a quemarse y a 215ºC se vuelve negro, trabajoso para sacarlo del recipiente, humea como el mejor de los incendios... ¡Ahí el descuido! Con este último punto damos por cerrada esta parte bastante “complicada” para dedicarnos a las frutas en almíbar y a las frutas abrillantadas.
Las frutas en almíbar Es una técnica culinaria proveniente de los blancos caballeros del Islam en su expansiva conquista del mediterráneo. A su vez los tozudos conquistadores españoles de América, ya con más de la mitad con un padre o ascendiente de sangre morisca, trasladaron a nuestras tierras la necesidad de conservar las frutas en su estaciones de abundancia para los periodos de escasez. Además de la necesidad, la trasformación satisfacía el puro deleite del paladar. Los requisitos principales para preparar las frutas en almíbar son su madurez a punto y azúcar de refinería en turrones y bien blanca.
Almibarado de las frutas Ingredientes
Preparación
Las frutas abrillantadas Las frutas tratadas progresivamente con soluciones de azúcar cada vez más concentradas hasta saturar completamente con el mismo las partes continente agua se denomina "abrillantada", también escarchada, glaseada o lustrada. La resultado final es una presentación en espeso jarabe o escurrida y bien seca. Interviene en la elaboración de confituras, budines, tortas, pan dulces, masas. La fruta que se emplea debe ser de buena calidad, firme y a punto justo de maduración. Se utiliza sea la cáscara y la pulpa de la fruta, caso del limón, la naranja, el pomelo, la lima. En el caso de la sandía, se aprovecha la corteza por tener la disposición de absorber muy bien azúcar por la porosidad de la misma y si se la colorea previamente es apta para decorar tortas o helados, siendo muy vistosa. Para empezar el abrillantado de la fruta, ésta debe estar lavada y cepillada, luego blanqueada, o sea, pasada por agua casi al punto de hervir. Este blanqueo debe ser rápido, evitando cualquier principio de cocción, pues la fruta se ablandaría y se deshaciéndose durante el posterior proceso. Otro paso es el pinchado, hecho con un pincho fino, para ayudar la incorporación del almíbar.
Abrillantado de las frutas Previamente limpias, blanqueadas y pinchadas las frutas, se empieza con el abrillantado vero y propio. Son seis etapas, una cada día. Ingredientes
Preparación
Retirar del fuego, poner cada trozo de fruta sobre rejilla y dejarla secar. Guardarla en frasco con cierre hermético. También se pude secar al horno caliente y apagado, sobre rejilla, con puerta semi abierta.
|
Pasee por los Sitios de La Cocina de Pasqualino Marchese
Enviar correo a
Contacto
con preguntas o comentarios citando lugar de
residencia.
|