Los Sitios de La Cocina de Pasqualino Marchese
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Mar del Plata en el ayer
Este mural del pintor suizo-italiano, Fausto Eliseo Coppini de 1913 estaba emplazado en un muro de la casa de Luro y La Rioja construida por el hijo de Patricio Peralta Ramos, Eduardo, en 1888. La foto, en diapositiva ha sido tomada unos momentos antes de demoler la casona en los años '80 para dar paso a la construcción de un banco. El tamaño original del mural era aprox. 420 x 274 centímetros. Pulse imagen para agrandar.
La ciudad desde el 1857 hasta los setenta
Más fotos en la página siguiente con la presentación del libro
Carlos Gardel - En la tranquera (A Mar del Plata yo me quiero ir) Carlos Gardel - En la tranquera (A Mar del Plata yo me quiero ir)
La piqueta marplatense La piqueta es una herramienta de uso común en la albañilería que adquirió un simbolismo siniestro en la historia de la transformación de la edilicia de Mar del Plata. Después de los años cincuenta, con la afirmación de la propiedad horizontal accesible a la clase media y al turismo, a la gente joven y hasta al soltero como un bulín, se remplaza el espacio ocupado por viejas casonas por edificios que se desarrollan a lo alto, uno pegado al otro, dando una sensación de crecimiento y bienestar. Para otros fue la destrucción desconsiderada de una época anterior que debía quedar, al menos en gran parte, como testigo para la misma historia de la ciudad. Se entiende que no todas la residencias de los opulentos veraneantes o de improvisados comerciantes podrían quedarse de pie, pero algunas valían la pena haberse quedado hasta del día de hoy. Los arquitectos podrían haberse lucido, pero no lo hicieron, o mejor dicho no los hicieron lucir. Fueron atados y obedientemente domesticados a los intereses de la comercialización de volúmenes adaptados más a la corta permanencia del turista que a vivienda permanente y saludable. Los arquitectos y constructores se lucieron en vez como administradores de los espacios chicos con cocinitas hasta dentro de los armarios. La espaciosidad y la comodidad pasaron al olvido. Pero, todos estaban contentos y orgullosos de tener un departamento. Era un palabra que daba un nuevo estatus a la clase media. Luego de los ochenta los departamentos tuvieron un periodo de agonía pero entrando el dos mil resurgieron como construcciones de corriente minimalista (dar casi nada y cobrar mucho, pero con vista) o como refugio contra la inseguridad de vivir en una casa. ¡Los departamentos, parecen ser inmortales! Según renombrados arquitectos van a cobijar, un día próximo, y convenientemente además, a toda la humanidad. Menos mal que me queda poco tiempo en lo terrenal... Aquí deseo mostrar una cuantas residencias que milagrosamente se han salvado de la piqueta (o de un 'bulldozer', ahora). ¡Pero es cuestión de bajar el precio de la propiedad!
La penúltima piqueta amenazante por la izquierda
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