El Juicio
de Paris
En el centro de la manzana
comprendida entre la calle Luro, Dorrego y 25 de Mayo, que hace
parte de las cuatro de la Plaza Rocha, se emplaza la hermosa fuente
con la alegoría mitológica del Juicio de Paris.
Anteriormente y originariamente
la fuente se ubicaba en el Paseo General Paz, un parque delante del
boulevard marítimo, entonces Explanada Sur, y la rambla francesa o
Bristol.
En el 1936, desmantelado el
Paseo, los elemento de la fuente fueron a para como siempre en un
galpón, bajo custodia oficial.
Luego de muchos años, se
despertó el interés de restaurarla y se recreó con el mismo dibujo
en la actual Plaza Rocha. Pero, no todos sus elementos volvieron al
mismo lugar. Según el intelectual de turno, los elementos menor como
el tritoncito tocando un corno fue a parar más tarde en la plazoleta
Luis Borges, la columna con un águila sobrestante en la orilla
interior de la vereda de Plaza España, una sirenita luego de ser
emplazada, bien no tengo el dato, fue llevada por un funcionario y
por magia desaparecida hasta el día de hoy.
El juicio y el origen de la guerra de Troya
– La boda de los padres de Aquiles.
El juicio de Paris da origen
legendario al motivo con el cual se desencadenó la guerra de Troya
narrada por Homero. Para eso tenemos que referirnos a las bodas de
Tetis y Peleo, padres del héroes más grande de la contienda. Tetis
es una diosa del mar y Pelero un re, pero común mortal. El poeta
romano Ovidio describe así el hecho:
“En efecto, el anciano Proteo había dicho a Tetis:
“diosa del mar, concibe; serás madre de un joven que en sus años de
fortaleza superará las hazañas de su padre y será llamado más
importante que él”. Así pues, para que el mundo no tuviese nada
mayor que Júpiter, aunque en su pecho había sentido unos fuegos nada
tibios, Júpiter evitó la unión con la marina Tetis y ordenó a su
nieto el Eácida que los sustituyera en sus deseos y que vaya a
unirse a la doncella marina[…] Allí se adueña de ti Peleo, cuando
yacías vencida por el sueño y, puesto que tú, pretendida con
súplicas, lo rechazas, intenta la violencia anudando tu cuello con
ambos brazos; y, si no hubieses recurrido a tus acostumbradas artes
cambiando muy a menudo tu figura, él habría salido victorioso en su
osadía; pero tú unas veces eras un ave (sin embargo, él sujetaba el
ave), otras eras un pesado árbol: Peleo se adhería al árbol; la
tercera forma fue la de una moteada tigresa: aterrorizado el Eácida
soltó aquellos brazos del cuerpo. Y éste adora a los dioses del mar
con vino vertido sobre las aguas con entrañas de ganado y con humo
de incienso, hasta que el vate de Cárpatos le dijo desde la mitad
del abismo: “Eácida, conseguirás la boda deseada; tú al punto,
cuando descanse dormida en la helada cueva, sujétala sin que se dé
cuenta con lazos y con una fuerte cadena. Y que no te engañe
adoptando cien figuras, antes bien oprime tú cualquier cosa que sea
hasta que vuelva a adquirir la forma que fue antes”. Estas cosas
había dicho Proteo y escondió su rostro en el agua y lanzó sus olas
sobre las últimas palabras. Titán estaba próximo al ocaso y ocupaba
el mar Hesperio con el carro que había descendido, cuando la hermosa
nereida, abandonando el mar, penetra en su acostumbrado lugar de
descanso. Apenas se había adueñado Peleo de los miembros virginales,
ella adopta nuevas formas, hasta que se da cuenta de que sus
miembros están sujetos y sus brazos extendidos en diferentes
direcciones; entonces por fin lanzó un gemido y dice: “Vences no sin
la voluntad de los dioses”, y se mostró como Tetis. El héroe abraza
a la que se declara vencida, y se adueña de sus deseos y la llena
del gran Aquiles.”
La manzana de la Discordia
A
las bodas de Tetis y Peleo habían sido convidados todos los dioses
menos Éride, diosa de la Discordia, la cual se puso muy molesta y
vengativa. Se presentó entonces durante el banquete y arrojó sobre
la mesa una manzana de oro que habría de ser para la más hermosa de
las presentes damas. Tres diosas Hera (Juno), Athenea (Minerva) y Afrodita
(Venus),
súbitamente y salvajemente se disputaron la manzana alborotando la
armonía de la fiesta. Tuvo que intervenir la máxima autoridad de los
dioses, Zeus, padre e todos que decidió encomendar a un joven
príncipe, Paris, hijo del rey Príamo de Troya, la azarosa
determinación de seleccionar la diosa merecedora de la manzana.
Cada diosa empleó sus artes para inclinar la decisión del joven
juez. Hera, esposa del mismo Zeus, le ofreció todo el poder que
pudiera desear; Atenea, diosa de la inteligencia y de la guerra,
ofreció inmensa sabiduría; Afrodita (Venus) el amor de la más bella
mujer de aquel tiempo. Paris decidió elegir a Afrodita la cual
facilitó el encuentro con Helena, esposa de Menelao rey de Esparta,
en su palacio. Paris enamoró a Helena y la llevó a Troya. La
enfrenta a Menelao, hizo que el hermano Agamenón más por intereses
expansionistas que de honor, reanudara un gran ejercito con la
participación de reyes de otros estados y finalmente con una gran
flota se presentó en las playas de la ciudad donde por diez años
duró la guerra con la toma de Troya por astucia de Ulises.
El
mito del Juicio de Paris, dio motivo a los artistas de retratar las
tres diosas desnudas e idealmente hermosas para cada época.
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